miércoles, 5 de septiembre de 2012

ORTOGRAFÍA

ORTOGRAFÍA

El principal uso del idioma es la comunicación, y para poder comunicarnos efectivamente, es necesario que elaboramos los mensajes de manera correcta y comprensible. La disciplina que nos enseña a ordenar en forma lógica las oraciones es la gramática. Asimismo, existe otra rama que nos ayuda a comunicarnos mejor: la ortografía. Gracias a la ella, podemos utilizar bien el lenguaje, que en nuestro caso es el español de Puerto Rico, también llamado castellano. Por lo tanto, estudiaremos la ortografía del castellano.

Origen de la palabra

La palabra ortografía viene del griego orthos, que quiere decir correcto, y de grapho, que significa escribir. Así, tenemos que ortografía quiere decir escribir correctamente. Tal como debemos hacerlo cuando hablamos, al escribir hay que tener en cuenta que existe una manera correcta para utilizar las palabras. A eso nos enseñará la ortografía: a escribir bien, a fin de que podamos comunicarnos mejor, y nuestros receptores comprendan los mensajes.

Regularidad e irregularidad ortográfica

La afirmación de que la ortografía del español es principalmente fonográfica (o fonética) es tan extendida como errónea. Una ortografía fonográfica tiende a respetar el principio fonémico según el cual el conjunto de fonemas de una lengua y el conjunto de letras con las que ésta se escribe deben corresponder biunívocamente, es decir, para cada letra debe haber un solo fonema y para cada fonema debe haber una sola letra.[4] Si bien, efectivamente, en comparación con otras lenguas europeas, se respeta la regularidad del principio fonético, existe una serie de desviaciones de la misma que rompen notablemente con dicha regularidad. Destacan entre éstas los fenómenos de la poligrafía (distintas representaciones gráficas para un mismo fonema) y la polifonía (distintos fonemas representados por una misma letra).
  • Poligrafía del fonema /k/: dicho fonema puede representarse de 3 formas distintas (k, qu, c)
  • Poligrafía del fonema /g/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (g, gu)
  • Poligrafía del fonema /b/: dicho fonema puede representarse de 3 formas distintas (b, v, w)
  • Poligrafía del fonema /x/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (g, j)
  • Poligrafía del fonema /i/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (i, y)
  • Polifonía de la letra g: dicha letra representa a 2 fonemas distintos (/x/, /g/)
  • Polifonía de la letra c: dicha letra representa a 2 fonemas distintos (/k/, /θ/)
  • Polifonía de la letra y: dicha letra representa a 3 fonemas distintos (/i/, /j/, /y/)
También se pueden añadir otras divergencias antifonográficas entre las que cabe mencionar la heterografía (escritura diferente) de morfemas uniformes (nazco, naces), la composición de fonogramas (ch para /ʧ/ o bien ll para /ʎ/)[4] o la existencia de letras que no tienen correspondencia con fonema alguno (h muda).
Las polifonías tienen su origen en consideraciones etimológicas que pertenecen a la historia de la lengua —dando así lugar a sistemáticas dificultades para determinar el uso correcto de b/v, h/g en posición inicial, c/s/z, g/j y ll/y—, haciendo que numerosas articulaciones, alófonas o no, no se distinguan en la grafía. La h muda (que en la actualidad no representa ningún sonido) también debe entenderse como una anomalía de origen etimológico que dificulta la escritura del español según las normas ortográficas vigentes

Uso de mayúsculas

Las normas en cuanto al uso de mayúsculas en español han sufrido notables variaciones a lo largo de los años. Aunque hoy se reserva por lo general para los nombres propios, existen numerosas excepciones y los manuales de estilo de los distintos medios de comunicación son contradictorios entre sí y con las prescripciones de la Academia. Sigue siendo de uso habitual la mayúscula para las disciplinas académicas y para los títulos nobiliarios u honoríficos cuando están usados de manera pronominal; en la mayoría de los casos restantes se tiende a su supresión.

 Acentuación

Tras el abandono del acento circunflejo ( ^ ) en el siglo XIX, el español emplea como diacrítico exclusivamente el acento agudo ( ´ ), que se coloca sobre la vocal central de una sílaba para indicar que esta es tónica en algunos casos.
Los criterios empleados parten de un conocimiento de la pronunciación usual correcta, sin el cual las normas de ortografía carecerían de sentido ya que su aplicación resultaría imposible y la escritura debe adaptarse a la pronunciación y no al revés como suele creerse. Así se distingue para el uso de los acentos varios tipos de palabras.
Las palabras oxítonas (tradicionalmente denominadas «agudas») se acentúan gráficamente si terminan en vocal, en N o en S recayendo así la pronunciación sobre la última sílaba; a la inversa, se acentúan las paroxítonas (tradicionalmente «graves» o «llanas») si terminan en consonante, excepto cuando terminan en N o S (salvo que la S vaya precedida de consonante, verbigracia: bíceps). Todas las proparoxítonas («esdrújulas» y «sobresdrújulas») llevan acento gráfico, con excepción de los adverbios en -mente derivados de un adjetivo que no lo lleve en su forma base.
El acento se utiliza también sobre la vocal débil (I o U) de un diptongo para señalar la ruptura del mismo, el uso que tradicionalmente se reservaba a la diéresis y con que aún se la emplea en la grafía poética. La excepción es el diptongo UI, que no se considera hiato aún si se acentúa de acuerdo con las reglas precedentes.
Un buen número de monosílabos, en especial adverbios y conjunciones, llevan acento puramente diacrítico para distinguirlos de sus homógrafos; así, tu es el pronombre posesivo de segunda persona, mientras que es el pronombre personal. En varios casos el acento diacrítico se ha suprimido en las últimas ediciones de la Ortografía.
Es un error frecuente considerar que las letras mayúsculas no llevan tilde. Un ejemplo es el diario argentino La Nación, en el que falta esta en el título en la primera página. Sobre este y otros casos la RAE publicó en 1999 lo siguiente:
Las mayúsculas llevan tilde si les corresponde según las reglas dadas. La Academia nunca ha establecido una norma en sentido contrario.[13]
En este sentido, el periódico español El País modificó su cabecera en el año 2007 para que «EL PAÍS» pasara a escribirse con tilde.[14]

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